Desconectados

style="float: right; margin-bottom: 10px; font-weight: 600;"Sun 3rd Aug, 2014

Cuando el viejo y duro general israelí Ariel Sharon, héroe de guerra, caudillo de la derecha populista y entonces primer ministro de su país, presidió sobre la llamada "desconexión" de Gaza, entre junio del 2004 y agosto del 2005, su movida sorprendió. La retirada unilateral de unos ocho mil colonos de veintiún asentamientos judíos en la Franja, forzada por el ejército israelí a punta de fusil, indignó a los colonos judíos ortodoxos que vaciaban sus casas con sus ojos cargados de lágrimas, sintiéndose traicionados por el mismo gobierno que los había invitado a poblar esos asentamientos con sus familias pocos años atrás, para hacer patria ocupando territorio palestino.

¿Acaso el general se había vuelto loco? ¿Acaso Israel reconocía su propia debilidad y se batía en retirada? ¿Empezaba una nueva etapa de mutuo respeto y aceptación entre israelíes y palestinos? Según Sharon informara al parlamento israelí, "en el marco del Plan de Desconexión, Israel fortalecerá el control sobre las mismas áreas de Territorio de Israel que constituirá parte del Estado de Israel en cualquier acuerdo futuro". Al ceder territorio militarmente conquistado, ¿Sharon estaba sentando las bases para firmar la paz?

Cuando llegó la desconexión, entre tantas broncas y esperanzas y emociones encontradas, era difícil anticipar las consecuencias de aquella jugada de viejo zorro. Pocos meses más tarde Sharon sufrió un derrame cerebral que lo tuvo inconsciente hasta el día de su muerte en enero de 2014. Lo que Sharon dejó, en términos militares, es una zona de castigo, una zona de bombardeo donde el ejército israelí puede descargar todo su poderío. Esto es así porque al no haber colonos judíos en Gaza como los hay en Cisjordania, Israel puede bombardear la Franja sin que haya ciudadanos israelíes en la línea de fuego amigo, ni a la merced de la ira de sus vecinos bombardeados.

Además, Gaza es gobernada por la agrupación Hamas. Aunque democráticamente elegida en enero del 2006, veinte días después de que Sharon cayera en coma, Hamas no reconoce a Israel y no renuncia al uso de tácticas terroristas en su lucha armada asimétrica contra el estado judío. Hamas es considerada una organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. Entonces Israel puede bombardear tranquila, sin temor a la condena internacional, más allá del tirón de orejas y el llamado de rigor de Naciones Unidas exigiendo un alto el fuego.
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Al no poner en riesgo a la población israelí ni pagar un costo a nivel internacional, para todos los gobiernos israelíes que sucedieron al de Sharon bombardear e invadir la Franja ha sido una opción no sólo aceptable, sino necesaria, la única respuesta posible a las actividades terroristas de las milicias palestinas.

Pero como en la Franja de Gaza hay 1,600,000 palestinos hacinados en un terreno de diez por cuarenta kilómetros, cualquier ataque masivo contra supuestos blancos terroristas necesariamente produce muertos heridos y desplazados entre la población civil, y así han muerto en los últimos años cientos de niños, mujeres y ancianos masacrados por las bombas.

En los nueve años entre la desconexión y la actualidad ya hubo cuatro operativos militares israelíes a gran escala en la Franja Gaza. Los nombres que el ejército israelí le puso a estas operaciones reflejan el creciente desagrado que sus resultados producen.

La primera operación fue bautizada con un nombre irónico, sobrador, casi un Palestina-decime-qué-se-siente: "Operación Lluvia de Verano." En esa ofensiva murieron 226 palestinos, más de la mitad de ellos civiles. Fue en respuesta al secuestro de un soldado en un puesto fronterizo durante un asalto en el que murieron otros dos soldados israelíes. Esa acción había sido en respuesta a un bombardeo de barco israelí en una playa de Gaza en el que murieron siete vacacionistas, incluyendo cuatro niños. Ese ataque a su vez era en respuesta al lanzamiento de cientos de cohetes desde la Franja al otro lado de la frontera, que había causado la muerte de once israelíes entre 2004 y 2007. Los cohetes respondían al bloqueo económico y militar de la Franja, que a su vez respondía a la elección de Hamas.

La segunda operación, la más devastadora, tuvo un nombre pensado para meter miedo: "Operación Plomo Fundido." Ocurrió entre diciembre del 2008 y enero del 2009. Esta vez fue consecuencia de una escalada que empezó con el bombardeo de unos túneles que conectaban a la Franja con el Egipto que entonces gobernaba Hosni Mubarak. Israel acusó a Hamas de usar los túneles para transportar armas, Hamas dijo que los túneles se usaban para ingresar ayuda humanitaria. Al ataque de los túneles Hamas respondió con cohetes. Entonces Israel bombardeó los escondites de los líderes de Hamas, Hamas tiró cohetes, más bombardeos selectivos, más cohetes y así hasta "Plomo Fundido."

Al igual que "Lluvia de verano", "Plomo Fundido" incluyó una primera fase de bombardeos masivos y después una invasión terrestre. Según distintas estimaciones cerca de 1400 palestinos murieron, más de la mitad de ellos civiles. También nueve soldados israelíes, incluyendo cinco por fuego amigo. Durante el conflicto Hamas redobló el lanzamiento de cohetes, causando la muerte de tres civiles y un militar y decenas de heridos en distintas ciudades de Israel.

La tercera operación recibió un nombre más diplomático y fue la más breve de todas, precisamente porque la intervención diplomática de último momento logró frenarla en el octavo día de bombardeos, justo antes de que empezara la invasión terrestre. Se llamó "Pilar Defensivo", duró ocho días y tuvo lugar en noviembre del 2012. Otra vez se debió a una escalada entre ataques selectivos contra milicianos palestinos, por un lado, y, por el otro, cohetes rústicos palestinos lanzados sin mucha eficacia contra civiles israelíes en poblaciones fronterizas. En "Pilar Defensivo" murieron 165 palestinos, incluyendo 110 civiles, de lo cuales 17 eran menores de cinco años. Hamas respondió con una lluvia de misiles y cohetes que cayeron sobre todo el territorio israelí, llegando por primera vez hasta Jerusalén, causando la muerte de dos soldados y cuatro civiles. También, con una bomba en un autobús público en Tel Aviv que provocó 28 heridos, tres de gravedad. .

La cuarta operación es la que se viene desarrollando desde el 8 de julio y es la que mejor demuestra las nefastas consecuencias que tuvo la desconexión para la población civil de Gaza. Porque esta vez, a diferencia de las anteriores, el conflicto se generó en Cisjordania, no en Gaza. Fue en Cisjordania donde fueron secuestrados y asesinados los tres colonos judíos, y fue en Jerusalén Este donde un joven palestino fue quemado vivo para vengar la muerte de los tres colonos judíos. Sin embargo la respuesta del gobierno israelí --tanto para castigar los asesinatos de colonos judíos como para desalentar actos de justicia por mano propia de parte de esos mismos colonos--consistió en bombardear e invadir otra vez a la Franja de Gaza. Esto es, matar a decenas de inocentes que viven ahí y destruir su infaestructura de casas, escuelas, comercios y plantas de agua y electricidad, por cuarta vez en cinco años.

O sea, Israel bombardea e invade Gaza y mata a decenas de civiles inocentes porque puede hacerlo sin poner en riesgo a su propia población civil y sin que ninguna potencia extranjera, aliada o enemiga, se lo pueda impedir. Es una decisión legítima porque tiene el apoyo de un país que se expresa a través de sus instituciones democráticas.

Pero aunque le pongan nombres cada vez más benévolos a sus megaoperativos militares, desde la ética son indefendibles. Y cada vez más indefendibles porque la tecnología no es neutra. El escudo antimisiles israelí se ha vuelto prácticamente impenetrable. Los cohetes palestinos ya no impactan en las casas y los departamentos de la ciudades israelíes como en los tiempos de "Plomo Fundido". De miles de cohetes lanzados en las últimas semanas hasta ahora son dos los civiles muertos en territorio israelí, uno de ellos un contratista alcanzado por un cohete en un puesto fronterizo, el otro un beduino impactado en el desierto, fuera del alcance del escudo antimisiles. En contraste, el bombardeo israelí en Gaza que empezó hace diez días ya causó más de 300 palestinos muertos y 2000 heridos, dos tercios de ellos civiles. Esta vez el operativo se denominó "Margen Protector" como para recordar que se castiga a la población de Gaza para proteger a los colonos judíos del otro lado del Río Jordán.

Imposible saber si Sharon imaginó que su plan de desconexión, lejos de convertirse en una plataforma para alcanzar la paz, más bien serviría para castigar, disciplinar, humillar y masacrar a la población palestina mientras Israel paga un costo político y humano mínimo. Pero sus herederos deberían darse cuenta a esta altura que el problema no es militar sino político.La solución militar servirá para aplacar a una opinión pública israelí que cada tanto le exige mano dura a sus gobernantes, pero el odio que genera cada vez que bombardea a mujeres, niños y ancianos en la Franja garantiza la formación de nuevas generaciones de terroristas palestinos.

Mientras no exista la voluntad política de negociar en serio, por más que Israel despliegue y exhiba todo su gran poder militar, seguirá siendo un país inseguro. Y la Franja de Gaza, desconectada, aislada y blanco fácil a partir de la maniobra de Sharon, seguirá sufriendo las devastadoras e inhumanas consecuencias de esa inseguridad poderosa, peligrosa y letal.


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